
Las teorías de Hawking le conducen a menudo al terreno intelectual, que tradicionalmente ha sido el terreno de la religión más que de la ciencia, y él reconoce esto explícitamente en la frase con la que concluye su best-seller, Una breve historia del tiempo, donde declara que su último propósito es «conocer la mente de Dios».
Hawking y la mente de Dios analiza las connotaciones pseudo-religiosas de algunos de los temas clave del trabajo de Hawking y en qué medida éstas explican no sólo el culto a Hawking, sino que también la cuestión más amplia de cómo los científicos se representan a sí mismos en los medios de comunicación.
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